Durante la Semana Santa, muchas personas modifican sus hábitos alimentarios y optan por menús en los que el pescado ocupa un lugar central. Las parrillas ceden protagonismo a las recetas al horno y en muchas mesas desaparece la carne roja. La tradición atraviesa generaciones y se mantiene incluso entre quienes no practican activamente la religión.

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Pero, ¿de dónde proviene esta costumbre? Más allá de la fe o la devoción, hay una historia y una serie de creencias detrás de la elección del pescado y la abstinencia de otros alimentos durante esta celebración cristiana. La respuesta está en el cruce entre lo religioso, lo cultural y lo simbólico.

¿Por qué se consume pescado en Semana Santa?

La elección de no consumir carne y optar por pescado durante la Semana Santa se interpreta como un gesto de penitencia y una manera de sostener un ritual compartido. Este acto simbólico de renuncia personal se vincula con otros valores fundamentales, como el perdón, la empatía, la paciencia y la disposición a ayudar al prójimo.

Semana Santa: por qué no se come carne y qué significa esta tradición religiosa

El consumo de pescado en Viernes Santo también se relaciona con la fe cristiana. Un ejemplo significativo es el relato bíblico en el que Jesús alimenta a una multitud con tan solo cinco panes y dos peces, un episodio que se encuentra en el Evangelio de Marcos, capítulo 6, versículos 41 al 43, y que tuvo lugar cerca del mar de Galilea.

Así, esta costumbre, transmitida de generación en generación, se mantiene vigente como un recordatorio del sacrificio de Jesús, un símbolo de penitencia y una forma de reafirmar la conexión espiritual con la tradición cristiana.

Qué otras comidas se pueden comer en Semana Santa

Según el sitio oficial de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, no solo el pescado y los mariscos se pueden consumir en el Viernes Santo, sino que los anfibios y reptiles también entran dentro de la dieta de abstinencia de Semana Santa.

Las carnes blancas, como pollo, pavo, pato y ganso, están permitidas durante la Cuaresma, ya que la Iglesia categoriza como carne únicamente al tejido muscular de mamíferos. Además, se pueden consumir productos como huevos, lácteos y granos.